Martes 22 de junio de 2021
Todo ser humano, ante una situación de peligro, real o imaginada, responde con miedo, el cual no es más que una respuesta biológicamente congénita que nos protege como especie y permite nuestra supervivencia. Este, en su justa medida, evita que cometamos actos imprudentes y nos permite evaluar la situación de urgencia y prepararnos para enfrentarla o huir.
¿Se pueden trabajar las fobias, miedos y pánicos en terapia?
Sí, sí se pueden trabajar las fobias, miedos y pánicos en terapia. Todas las emociones se pueden trabajar en terapia, una de las principales ventajas es precisamente esto, que nos ayuda a retomar el control sobre nuestras emociones.
¿Qué personas deben realizar terapia?
Todos podemos hacer terapia, no es necesario tener algún problema o sufrir algún trastorno emocional. Accionar nuestras emociones, junto con el apoyo de un profesional, ofrece muchos beneficios para nuestra salud, así que toda persona que quiera conocerse a sí misma de forma positiva, profunda y acertada, que quiera aprender a gestionar sus emociones y que quiera ser su mejor versión, puede asistir a terapia y hacer su mundo mejor.
Sin embargo, si alguna persona presenta cualquier tipo de malestar emocional, es imprescindible que asista a consulta con un profesional para que pueda tratarse y evitar mayores complicaciones.
En términos generales, sentir miedo es bueno y hasta beneficioso, pero cuando resulta desproporcionado y sale fuera de control, nos incapacita para evaluar el peligro en forma real y elegir la mejor opción para enfrentarlo.
Ahora bien, ¿Qué desproporciona nuestra respuesta ante el peligro, es decir, el miedo? ¿Son las circunstancias externas las que con su intensidad generan situaciones de desborde e inhibiciones subjetivas? ¿Cuánto hay de predisposición en nosotros, en nuestra historia, en nuestras experiencias de vida, que nos llevan a desbordarnos frente a la incertidumbre y lo desconocido? Y lo más importante, ¿Hay tratamiento posible? Poder adentrarnos en estas preguntas nos permitirá conocernos más, conocer los recursos psíquicos con los que contamos, y fortalecer los mismos.
El tratamiento terapéutico hoy, virtual, a distancia, nos dará las respuestas, ya que por lo general las personas que están atravesando situaciones de mucho miedo, ansiedades generalizadas, fobias o pánicos se encuentran muy comprometidas (dificultadas) para salir y encontrar en el afuera, en ese exterior que asusta y condiciona, un terapeuta dispuesto a escucharlos. Lamentablemente muchos nunca llegan a demandar ese espacio clínico.
Todos sentimos miedo alguna vez, incluso es una emoción que puede resultar beneficiosa, pero si se vuelve algo constante y llega a ser paralizante, impidiendo nuestro desempeño regular y que disfrutemos de la vida, es crucial tratar este miedo.
Con el apoyo de un especialista podrás gestionar tus emociones y recuperar el control. No dejes que el miedo te impida hacer tu mundo mejor.
¿Qué debemos saber sobre los miedos, las fobias y los pánicos?
Otro aspecto que es muy importante aclarar, es la distinción entre miedo, fobia y pánico. Nos son lo mismo, y poder reconocer sus características orientará también el tratamiento posible.
Miedo, es una sensación vinculada a un objeto o situación determinada por los cuales la persona puede organizar un comportamiento defensivo, huyendo o atacando. Ejemplo: un robo.
Pánico es un temor intenso que no va unido a nada preciso. Aparece abruptamente y sin aviso. Se tiene miedo de algo, pero en el caso del pánico, esta sensación se refiere a uno
mismo: es un sentimiento de congoja debido a un peligro impreciso y mal definido y considerado irracional, pero que probablemente encuentre su causa en nuestra intimidad, en nuestro interior, en nuestra historia.
Hay una percepción de la situación como amenazadora para la integridad física y psíquica. El sentimiento de «despersonalización» hace que se pierda, en muchos casos, la orientación tiempo o espacio.
El ataque de pánico desborda a la persona bruscamente. Surge en cualquier lugar, estando sola o acompañada Le da sensación de desorganización, de irrealidad, impotencia y congoja, miedo a morir o a perder la razón. La persona queda paralizada y es incapaz de hacer algo para ayudarse.
En algunos casos, puede originar fobias relacionadas con los lugares o situaciones donde ocurrieron. Se presenta cuando el sujeto siente que está atrapado, que no puede salir ni escapar de la situación de implosión interior que no controla.
Fobia es un temor específico originado por un objeto o situación que no revisten carácter de peligrosidad, el temor desaparece cuando no se está en presencia de ese objeto o situación, lo que favorece también conductas de evitación. No se controla voluntariamente, aun cuando hay conciencia de tal temor.
Aparece como un desplazamiento de conflictos, es decir, un desplazamiento tal que permite evitar un conflicto personal difícil de afrontar. Se hace presente como una función defensiva, para ocultar conflictos anteriores e irresueltos que implicarían tomar una decisión importante. El miedo al cambio y a vivir son los nudos centrales.
Y el que parece ser el mal de nuestros días, la fobia social, llamada también “desorden de ansiedad social”, es uno de los principales problemas de salud mental que afecta en el mundo.
¿Cuáles son los signos que puede presentar una persona con Ansiedad Social?
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Presenta timidez.
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Es evasivo.
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Busca evitar todo tipo de compromisos sociales.
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Suelen abandonar su carrera profesional.
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Incluso llegan a rechazar oportunidades de trabajo por el esfuerzo social que representan.
Como podemos ver, tener ansiedad social tiene efectos devastadores en lo social y económico, puede hacer que una persona totalmente capacitada fracase en su desempeño académico o laboral.
¿Cuáles son las consecuencias de la Ansiedad Social?
La ansiedad social puede producir conductas destructivas, depresión, pensamientos negativos y/o suicidas, imposibilidad para interactuar con otras personas, dificultad para tener pareja, hijos y/o formar una familia, abuso de sustancias dañinas como drogas o alcohol.
En general, provoca una notable disminución en la calidad de vida.
¿Cuál es el origen de estos trastornos?
¿Las causas están en el hoy, en el afuera, en la incertidumbre a la que nos empuja las condiciones actuales, o en el ayer? Por un lado, tenemos factores que predisponen, y por el otro, factores precipitantes o desencadenantes.
Los factores desencadenantes son los que favorecen la aparición de estos cuadros: situaciones de abandono vividas o sentidas, experiencias de separación de figuras importantes en la infancia, situación de inseguridad al término de una enfermedad física u operación, o situaciones dolorosas o traumáticas de otras personas significativas. Es decir, situaciones relacionadas a nuestra historia, a nuestras vivencias.
¿Hay tratamiento posible?
Un buen tratamiento terapéutico termina con estos sufrimientos y logra que el individuo atraviese estas crisis y salga fortalecido. Nadie será igual después de haber pasado por esto, pero hay que destacar que ese «no ser igual» será totalmente beneficioso, ya que las crisis se presentan en la vida para que la persona se vea obligada a resolver conflictos que no tramitó aún, y por lo tanto, el lograrlo hará que haya madurado positivamente para continuar su camino en un encuentro placentero consigo mismo. Hoy en día, el tratamiento on-line nos posibilita encontrarnos terapéuticamente sin que el paciente quede atrapado y encerrado en su búsqueda condicionada por los miedos que lo inhiben. Animarse a poner en palabras estas constelaciones emocionales con una escucha profesional, ética y dedicada contribuirá a conocernos mejor y fortalecer nuestros recursos.
Siempre recuerda, eres más que tus miedos y al otro lado está la vida esperando. Con el apoyo profesional y personalizado, harás tu mundo mejor