Deborah Lindenbaum
Lunes 19 de julio de 2021
A veces hay que desaprender a comer. La práctica de la alimentación consciente nos ofrece herramientas para relacionarnos de una manera más sana con la comida, permitiéndonos hacer frente a uno de los mayores retos que tenemos hoy en día: el manejo del estrés, la ansiedad y su manifestación como hambre emocional.
¿Por qué aplicar la alimentación consciente?
La comida es fundamental en toda cultura, dice mucho de cómo somos y cómo nos relacionamos. El acto de comer también dice mucho y esto tiene que ver con la alimentación consciente.
Cuando adoptamos patrones en relación a la comida, suele ocurrir que se le adjunten necesidades más allá de la alimentación, como por ejemplo comer por soledad, por aburrimiento, por tristeza o por ansiedad.
Este tipo de patrones disfuncionales se van incorporando a nuestra historia de aprendizaje y por eso es que hablamos de desaprender a comer.
El acto de comer puede responder a distintos estilos de ingesta que se relacionan con las conductas que desarrollamos.
¿Cuáles son los distintos estilos de ingesta?
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El Emocional.
Este estilo ocurre cuando gestionamos emociones a través de la ingesta de alimentos. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando una persona sufre ansiedad y come no por requerimiento nutricional sino como una forma de saciar su ansiedad.
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El Restrictivo.
Este estilo es el que se relaciona a la mentalidad de dieta ya que se prohíben alimentos y se restringe la comida, este estilo es insostenible a mediano y largo plazo, aunque puede ofrecer ciertos resultados, no es posible poder mantenerlos en el tiempo. De hecho, en muchos casos puede resultar contraproducente.
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El Externo.
El comer externo ocurre a partir de estímulos fuera de nosotros mismos, los colores y olores funcionan como detonantes del deseo de comer.
Estos estilos no son problemáticos por sí mismos ya que cada persona tiene procesos y tiempos particulares, el verdadero problema se presenta cuando existe una desconexión entre el acto de comer y el cuerpo, sus requerimientos físicos y nutricionales.
La alimentación consciente viene a atender todos estos aspectos ya que propone un estilo de alimentación que pone especial cuidado en las señales que emite el cuerpo para así alcanzar equilibrio entre la satisfacción, el cuidado y la salud.
Todos queremos vernos y sentirnos bien pero hemos estado sometidos a una cultura de la dieta que promueve la restricción y que termina tergiversando las ideas de una sana relación con la comida. Cada persona tiene requerimientos particulares y por eso es fundamental contar con el apoyo de un profesional.
La alimentación consciente viene a ayudar en esa relación, no sólo en los tipos de alimentos y requerimientos nutricionales, sino en la forma de comer.
La alimentación es nuestra fuente principal de nutrición y debemos atenderla con especial cuidado, incluso puede ocurrir que estés intoxicado sin saberlo, sólo por llevar una alimentación inadecuada.
Un nutricionista especializado podrá atender todas tus dudas y necesidades, apoyándote no sólo para que alcances el peso que deseas, sino más bien para que puedas tener una alimentación saludable, balanceada y equilibrada, ajustada a tus requerimientos personas y que por fin puedas tener una relación saludable con la comida.
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Busca el profesional ideal para ti.¿En qué consiste la alimentación consciente?
La alimentación consciente es el acto de comer pero de forma consciente, con especial atención e intención a la conjunción de emociones, sensaciones, pensamientos y conductas que se dan al momento de ingerir nuestros alimentos.
La licenciada en nutrición de OpciónYO Deborah Lindenbaum nos explica qué es la alimentación consciente.
Si te preguntara cuánto tiempo tardas en comer, digamos el almuerzo, ¿sabrías qué contestarme? Parece una pregunta simple para una respuesta simple y rápida, pero ¿realmente lo es?
Vivimos con ritmos acelerados, con mil distracciones y expectativas por cumplir, por lo tanto es posible que la respuesta a la pregunta no esté tan clara y no sea tan sencilla a fin de cuentas.
Lo que comemos y cómo lo hacemos está influenciado por nuestra historia, nuestra crianza, cultura y hasta nuestra sociedad en general permitiendo que el acto de comer esté estrechamente relacionado con nuestra actitud con nuestro entorno y con nuestro ser.
La práctica de la alimentación consciente nos ofrece herramientas para relacionarnos de una manera más sana con la comida, permitiéndonos hacer frente a uno de los mayores retos que tenemos hoy en día: el manejo del estrés, la ansiedad y su manifestación como hambre emocional (hambre por aburrimiento, hambre por ansiedad) que no solo puede conducirnos a subir de peso sino también al aumento del riesgo a sufrir enfermedades metabólicas como la hipertensión arterial, la Diabetes Mellitus y/o eventos cardiovasculares.
Conocida en inglés como Mindful Eating, la alimentación consciente deriva de las prácticas ancestrales orientales del Mindfulness de religiones como el Budismo, Hinduismo y Jainismo y que en nuestras tierras occidentales son aplicadas por la neurociencia para entrenar la mente, como en el caso específico que nos compete: mejorar nuestra relación con la comida, enseñándonos a gestionar emociones, reacciones, actitudes y pensamientos que giran en torno al acto de comer. O como el título muestra y me gusta denominarlo: nos ayuda a reaprender a comer.
La práctica de la alimentación consciente nos permite:
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Prestar atención al momento presente, sin juicios, en el aquí y el ahora. No me preocupo por lo que comí ayer, si estuvo bien o mal, ni tampoco me preocupo por lo que comeré mañana.
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Ser consciente de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones.
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Librarnos de patrones reactivos de conducta y de pensamiento que pueden ser negativos. Por ejemplo: sensación de culpa después de haber consumido tal o cual alimentos que he catalogado como malo o prohibido.
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Experimentar sensaciones de autocuidado y compasión cuando involucramos todos los sentidos a la hora de comer.
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Identificar cuando lo que sentimos es hambre real o emocional.
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Darnos cuenta que logramos la saciedad con menos comida.
¿Cómo poner en práctica la alimentación consciente?
Aplicando estas pequeñas acciones podrás poner en práctica la alimentación consciente.
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Tómate tu tiempo: trozos pequeños de alimento, masticando cada bocado con placer. Mientras más tiempo nos tardemos, menos alimento ingerimos y sentimos saciedad oportuna.
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Come sentado y sin distracciones: evita comer de pie, con afán. Apaga el TV, pon de lado el celular. Al concentrarnos en lo que comemos evitamos comer demás. Haz de tu mesa un lugar lindo y atractivo, usa tu vajilla y cubiertos favoritos, porque es una linda atención de ti para ti.
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Usa los 5 sentidos: observa tu plato detenidamente, degusta tu plato masticando despacio y respirando profundamente, disfruta distintas texturas, colores y sabores; escucha tu entorno, busca que sea placentero.
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Nutre tu cuerpo y espíritu: incluye alimentos de todos los grupos, logrando platillos variados y atractivos que aporten todos los nutrientes que necesitas.
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Escucha tu cuerpo: no comas si no tienes hambre. Comer por inercia es lo contrario a prestar atención a la conciencia.
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Respira profundamente y toma conciencia de tus emociones y sensaciones mientras comes.
La alimentación consciente no es una dieta, es un estilo de vida completamente inclusivo, que no distingue cuerpos, tallas, composición corporal, géneros, culturas, costumbres. La alimentación consciente es una filosofía, en la cual todos merecemos tratarnos con respeto, admiración y cuidado. Y lo que siempre digo: la alimentación es un acto de amor hacia nosotros mismos.
Está bien que quieras verte bien pero también debemos ponderar la alimentación como un acto de nutrición, por lo cual debe estar fundamentado en lograr los nutrientes adecuados para tener un bienestar sostenible.
Tener una alimentación balanceada y equilibrada es fundamental para nuestro bienestar, incluso en medio de la pandemia por el covid-19 la alimentación ha jugado un papel fundamental, pues todos nuestros requerimientos nutricionales comienzan por la alimentación.
Es importante entender que la alimentación es un aprendizaje constante pues dependiendo de nuestras actividades y los cambios que va atravesando nuestro cuerpo, las necesidades van variando, por esto es fundamental contar con apoyo profesional y personalizado.