Martes 28 de diciembre de 2021
Conoce el testimonio de una enfermera venezolana que migró hace años hacia Europa y se encontró luchando en las primeras líneas de atención médica en un hospital de Londres durante la pandemia por Covid-19 que sigue estremeciendo al mundo. Su fuerza y su resiliencia te conmoverá, pero su valentía para darse cuenta de que necesitaba ayuda, te inspirará.
¿Cómo saber que necesitamos ayuda?
La experiencia de esta enfermera intensivista que se enfrentó a la pandemia desde un hospital en Londres es estremecedora. No solamente puso su vida en riesgo para salvar pacientes cuando el mundo entero se enfrentaba a una enfermedad desconocida, sino que también fue el vínculo entre los pacientes y sus familiares.
Ella estuvo ahí, cada día, 13 a 14 horas al día, en la unidad de cuidados intensivos, sosteniendo la mano de sus pacientes, ayudándolos a recuperarse, no obstante muchas veces también ayudándolos a despedirse de sus seres queridos a través de una videollamada.
A continuación el testimonio de una paciente de OpciónYO que ha querido compartir su experiencia con nosotros. Se omitirán ciertos detalles para proteger su identidad.
Entré en una depresión producto de la pandemia. Soy enfermera intensivista en un hospital de Londres y la pandemia me golpeó de todas las formas imaginables: me sentía muy presionada en el trabajo por la situación, la incertidumbre, mi esposa perdió su trabajo y perdí a dos familiares por coronavirus en Venezuela, fue terrible no poder ir a despedirme, saber que fallecieron sin atención médica.
Muchas personas podrían pensar que por haber estudiado enfermería, estaría preparada para estas situaciones, pero no es así. En toda mi carrera, el fallecimiento de los pacientes, suelen ser un evento importante pues se les acompaña y se les coloca en la mejor posición para poder despedirse de familiares y amigos, que en muchas ocasiones están presentes, fallecimiento de pacientes de forma trágica en mi carrera presencié muy pocos, pero en la época del inicio de la pandemia, daba la sensación que todos los pacientes eran potencial a fallecer y hacerlo deteriorándose de formas muy duras.
Como enfermera intensivista, tú eres la persona que está en contacto directo con el paciente. Por la situación de la pandemia, los doctores veían a los pacientes con muchísima precaución y distancia, en el caso de enfermería, nosotros estábamos ahí con ellos, encargándonos de todas sus necesidades médicas, físicas y emocionales. Y la opinión pública nos llamaba héroes, solamente que los héroes en este caso, éramos vulnerables tanto como nuestros pacientes.
Nos convertimos en el único puente de comunicación entre el paciente y sus familiares, estábamos ahí para poder ayudarlos a que se comunicaran a través de una videollamada, muchas veces para despedirse.
Estar ahí, en esas condiciones, sabiendo que todos los cuidados que yo les ofrecía a mis pacientes, no los tuvieron mis familiares en Venezuela, fue desgarrador.
Hacer terapia en OpciónYO fue mi refugio. Un refugio como nunca antes lo había tenido.
Yo sabía que estaba enferma, pedí ayuda y de hecho estuve 2 o 3 horas diarias hablando con líneas de emergencia de salud mental en Inglaterra. Estaba buscando la manera de salir adelante y por una casualidad de la vida escuché el podcast En Defensa Propia de Erika De La Vega donde contaba su propia experiencia en terapia emocional, hablaba de una atención online, personalizada, con muchas facilidades para empezar y me di cuenta de que eso era lo que yo necesitaba.
Hacer terapia permite verbalizar las emociones, sin reserva alguna, si no estás en terapia es difícil hacerlo, también pasa que en Europa, por diferencia de culturas te encuentras compartiendo en un entorno poco dado a profundizar situaciones, todo va en torno al recurso tiempo y la gente siempre está escasa de este recurso. Gracias a la terapia puedes dejar el miedo porque sabes que el terapeuta no te va a juzgar y el tiempo de tu terapia te pertenece a plenitud.
Para mí la terapia se ha convertido en una válvula de escape que yo sé que está ahí cada semana.
En esta etapa donde me siento mucho mejor, la terapia se convierte en la mejor experiencia de la semana, es un espacio de disfrute, pasó de ser el espacio donde yo soltaba y hablaba todo y ahora es un espacio que cuando hablo de las cosas que sigo soltando, mi mirada es más positiva y menos sufrida.
Todos tenemos derecho a ser vistos y escuchados.
¿Por qué es importante hacer terapia?
Si tienes un familiar con diabetes que necesita insulina y necesita metformina para regular su situación de salud, ¿se la darías o no? ¿Pelearías por conseguir esa insulina? ¿Creerías que esa insulina es necesaria? Esto puede ser lo mismo con las terapias de salud mental.
Si el cerebro se lesiona, si la persona tiene problemas de conducta, si se sospecha de alguna enfermedad mental, si hay situaciones de depresión, es necesario buscar ayuda. El cerebro es un órgano como cualquier otro que bajo estrés se lesiona y hay que evitar esa lesión a través del trabajo en terapia, hay que tratarla con especialistas del área.
Si tengo una depresión y extraño mi país, me siento mal, la percepción de la vida es horrible, impide ver las cosas positivas a mi alrededor. Se puede extrañar mi país desde una óptica positiva, manteniendo esto como un hábito saludable, puede tener cierta melancolía, pero también se puede dar cabida a la sensación de gratitud sobre las cosas que se han hecho posible y sobre todo esas que están a tu alrededor, te permites encarnar el tiempo presente.
Sentirse afortunado por haber nacido en un lugar que naciste. Es únicamente posible cuando estás sano mentalmente, tu visión de la vida cambia, cuando comienzas a sanar.
Las enfermedades de salud mental son como unas gafas grises que te hacen ver, opinar y considerar todo mal. Cambiar las gafas se logra con el soporte de los profesionales, esos que han aprendido cómo ayudarnos y el dejarnos ayudar es clave. Aceptar que tu forma de ser no es inmune a un problema. Inmune a un cambio.
En mi carrera como enfermera, he tenido la experiencia de tratar con pacientes que se resisten a asistir a terapia porque no quieren que los traten con medicamentos, sienten inadecuado contarle sus problemas a otros y la realidad es que la psiquiatría y la psicología han avanzado mucho.
La alta gama de alternativas conductuales y farmacológicas es enorme comparada a 20 años atrás, cosa que no desvalida la medicina o las terapias conductuales de hace 20 años, solo que nos regala la confianza de saber que hoy como humanidad tenemos más herramientas y debemos nutrir nuestra conciencia con respecto a la salud mental.
Muchos de los tratamientos farmacológicos deben venir acompañados de la mano de terapias conductuales, esa que te lleva a conectar con un psicólogo, en mi caso es de forma fácil y expedita, mi psicóloga me acompaña a dondequiera que voy gracias al Internet, a través de OpciónYo.
Me parece muy peculiar en ocasiones ver personas que creen que todo lo que necesitamos/podemos arreglar es palpable, lo no palpable (nuestras emociones), se arreglan solas, en muchas ocasiones se arreglan atiborrandose de alguna otra cosa que nos haga evadirlas.
Hay creencias que paradójicamente son muy limitantes, que usan la positividad como bandera, proclamando una solución instantánea: arreglas todo. Lo lamentable es que el cerebro es una caja de pandora con increíble capacidad almacenaje, que aunque tenga un envoltorio hermoso, adentro guarda todavía lo que no quieres ver, esa parte del trabajo personal, que dicho sea de paso es el mejor regalo que te puedes dar.
Abrir el cofre de tu vida es darte una oportunidad para resolver todo lo que tengas pendiente.
Para eso hay que hablar mucho, invitar a la gente y hacer que la salud mental sea un tema más cotidiano. Cuando logramos desmitificar, logramos conocer, entonces desde ahí todos comenzamos a cambiar, mejorar y crecer.
La salud mental es lo único que nos hace disfrutar la vida, si tienes salud mental óptima puedes disfrutar de lo que eres."