Liliana Elizabeth Almendárez Zavala
Viernes 7 de noviembre de 2025
El arte puede ser una herramienta poderosa para cuidar la salud emocional. A través de la creación, las personas pueden expresar lo que no logran poner en palabras, liberar tensiones y reconectar con su historia personal. Crear es una forma de comprenderse mejor y de fortalecer el bienestar día a día.
¿Por qué el arte puede convertirse en un refugio emocional?
El arte tiene la capacidad de ofrecer un espacio de introspección, calma y conexión personal. Más allá de la técnica o la habilidad artística, crear algo con las propias manos permite dar forma a lo que sentimos, explorar emociones difíciles y encontrar alivio en el proceso.
Mi encuentro con el arte surgió en un momento de grandes cambios. Mientras atravesaba la maternidad, descubrí que pintar, dibujar o modelar era una manera de reconocer mi propio mundo interno. En ese espacio podía validar mis miedos, mis anhelos y mi deseo de reencontrarme conmigo misma.
Con el tiempo comprendí que el acompañamiento emocional a través del arte puede abrir caminos de autoconocimiento muy profundos. Cada color, forma o textura se transforma en un lenguaje simbólico que ayuda a mirar hacia adentro con compasión. Lo que parecía solo un momento de expresión creativa, se convirtió en un puente para comprender mis emociones, cuidar de mí y construir una identidad más completa.
El arte también puede ser un medio para reconciliarnos con nuestra historia. En cada trazo, uno puede reconocer partes de sí que antes estaban silenciadas. Este proceso, más que una práctica estética, es una forma de autocuidado emocional, una oportunidad para respirar, observar y dejar que el alma se exprese sin palabras.
¿Cómo funciona el acompañamiento emocional a través del arte y qué beneficios puede ofrecerte?
El arte no solo embellece el mundo exterior, también transforma el interior. Cuando se integra como herramienta de acompañamiento emocional, se convierte en una vía de expresión y reflexión que ayuda a reconocer lo que sentimos y a resignificar las experiencias.
Desde un enfoque psicoeducativo, el arte permite externalizar emociones: sacar de la mente aquello que genera peso y darle una forma tangible. Este proceso favorece la comprensión, disminuye la tensión interna y facilita que las personas encuentren nuevas perspectivas. Michael White, creador del enfoque narrativo, describió esta práctica como “externalización”, una manera de observar los problemas sin ser definidos por ellos.
El arte puede tomar muchas formas: pintura, escritura, collage, fotografía, escultura o simples trazos en una hoja. Lo importante no es el resultado final, sino lo que ocurre durante el proceso creativo. A medida que las personas crean, emergen emociones, pensamientos o recuerdos que pueden ser observados y comprendidos sin juicio.
La expresión artística tiene también un impacto fisiológico: se ha demostrado que reduce el estrés, mejora la concentración y promueve una sensación de calma. Estudios como los de Gutierrez Ajamil y Ochoa de Alda (2018) destacan que los procesos artísticos facilitan la regulación emocional al activar zonas cerebrales asociadas al bienestar y la relajación.
Además, el arte promueve la conexión social y el sentido de pertenencia. Compartir una creación o simplemente hablar sobre lo que se siente al crear, fortalece la empatía y el entendimiento. Por eso, cada vez más especialistas en bienestar emocional integran herramientas artísticas en sus procesos, ofreciendo espacios donde las personas pueden comprenderse mejor y fortalecer su equilibrio emocional.
El arte puede acompañar a quienes atraviesan distintas etapas de la vida:
- Personas que buscan nuevas formas de expresarse o comunicarse.
- Quienes enfrentan procesos de cambio, como una mudanza, una pérdida o un nuevo comienzo.
- Aquellos que desean reducir el estrés y reconectar con su creatividad.
El arte como herramienta de bienestar emocional no exige ser artista ni producir algo “bonito”. Se trata de autenticidad: de dejar que lo interno encuentre una forma y, al hacerlo, abrir un espacio de comprensión. Crear es un acto de presencia; es escucharse con atención y ternura.
En Opción Yo, creemos en el poder de los recursos creativos para acompañar procesos de crecimiento personal. A través del arte, cada persona puede encontrar un refugio, una voz y una nueva forma de entenderse.
Referencias bibliográficas
- American Art Therapy Association (2021). Art Therapy Overview.
- Dávila, K. D. (2024). Manual de Terapia Breve Sistémica. Modelos de intervención breve sistémicos. Instituto Mexicano de Hipnosis Clínica.
- Gutierrez Ajamil, E., Ochoa de Alda Martínez de Apellaniz, I. (2018). “El proceso creativo como herramienta terapéutica en el trabajo con familias.” Arteterapia, 13, 137-153.
- Turner, V. (1996). The Ritual Process: Structure and Anti-Structure.
- Campagne, D. M. (2014). “El terapeuta no nace, se hace.” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 34(121), 75–95.