¿Qué buscan los jóvenes cuando sueñan con ser reconocidos?

Redacción Opción Yo

Cuando un joven piensa en su futuro, no solo sueña con una meta, sino con ser visto, valorado y reconocido. A veces, lo que parece apatía es una búsqueda silenciosa de sentido y pertenencia. El reconocimiento del entorno influye profundamente en cómo se siente y hacia dónde se anima a avanzar.

¿Cómo viven los jóvenes sus fantasías y deseos de futuro?

Es común encontrar a muchos adolescentes imaginando escenarios donde son admirados por su aspecto físico, su popularidad o el estilo de vida que proyectan en redes sociales. Estas fantasías, en ciertos casos, pueden servir como impulso para generar cambios saludables, como mejorar la alimentación, comenzar una actividad física o abrirse a nuevos vínculos. Sin embargo, cuando esas imágenes se alejan demasiado de la realidad cotidiana, pueden transformarse en fuente de frustración y desmotivación. Entonces, el mundo imaginario se vuelve más acogedor que la propia experiencia.

Durante la niñez, los sueños parecen no tener límite: astronauta, veterinario, artista. Pero con el paso del tiempo, la pregunta “¿qué vas a ser cuando seas grande?” Va cargándose de exigencias. Lo que antes era juego, ahora parece una meta seria que debe cumplir con expectativas familiares o sociales. En muchos casos, los ideales de éxito se reducen a logros visibles como un título, un salario alto o un reconocimiento externo, desplazando los deseos más genuinos.

En esta etapa, además, emergen nuevos desafíos: el despertar del deseo, el cuerpo en transformación y la necesidad de pertenecer. Así, los adolescentes quedan en medio de sus impulsos, sus inseguridades, las exigencias del entorno y la construcción de un proyecto propio. En este contexto, las fantasías pueden convertirse en refugios emocionales, lugares donde los sueños aún se sienten posibles, incluso cuando el presente parece incierto.

Por eso, acompañar emocionalmente a los jóvenes desde un espacio de escucha empática puede marcar una gran diferencia. A través del acompañamiento emocional y las sesiones de bienestar emocional, es posible ayudarlos a conectar sus fantasías con proyectos reales, sin perder la capacidad de soñar, pero dándoles herramientas para hacer de esos sueños algo alcanzable.

Comienza ya.

Soñar es importante, pero acompañar esos sueños también lo es.

Habla con un profesional hoy.

¿A qué jóvenes queremos llegar cuando hablamos de reconocimiento y deseo?

Queremos hablarles a esos jóvenes que sueñan en grande, que imaginan dejar una huella en el mundo, escribir un bestseller, descubrir una cura, cambiar la historia. Se presentan con discursos potentes, llenos de entusiasmo, como si cada palabra los acercara un poco más a su meta. Pero al observar con atención, aparece un punto común: una brecha entre lo que desean alcanzar y los pasos concretos para lograrlo. Esa distancia, muchas veces, se traduce en frustración, desánimo o falta de motivación. Lo que esperaban lograr rápidamente parece alejarse y con ello, también la energía para intentarlo.

Detrás de estos ideales suele esconderse una necesidad profunda de reconocimiento. No siempre se trata del amor por una actividad, sino del valor que se cree que esta otorga: prestigio, admiración, validación externa. Sin embargo, cuando no hay un proceso que acompañe ese sueño —con intentos, errores y aprendizajes— la meta se vuelve lejana e inalcanzable. En muchos casos, la búsqueda de gratificación inmediata y el rechazo a propuestas que no se perciben como “suficientes” puede llevar al desencanto y a la sensación de estar estancados. Es entonces cuando aparecen largas horas frente a pantallas, donde los filtros muestran vidas “perfectas” que intensifican esa sensación de desconexión con la propia realidad.

El acompañamiento emocional puede ofrecer un espacio seguro para recuperar esas fantasías sin perder de vista la realidad. Un lugar donde volver a preguntarse por los propios deseos y darles forma, sin necesidad de certezas absolutas ni resultados inmediatos. A veces, el primer paso es reconocer que no se tiene todo resuelto y que está bien que así sea. Desde esa aceptación, se abre la posibilidad de volver a soñar, pero también de planificar, ensayar, equivocarse y avanzar con entusiasmo.

Cuando un joven logra conectar con sus verdaderos intereses, sin la presión de cumplir expectativas ajenas, se enciende algo genuino. Ya no se trata de alcanzar metas idealizadas, sino de descubrir qué lo moviliza, qué lo inspira, qué lo impulsa a actuar. Y cuando ese deseo toma forma, cada paso cuenta, por pequeño que parezca. El rol del especialista de Opción Yo es acompañar ese proceso con empatía, contención y escucha, para que el joven pueda darle sentido a su recorrido y construir un proyecto personal que le pertenezca.

Conclusión

Acompañar a los jóvenes en sus deseos y frustraciones les permite construir una mirada más realista y amable sobre sí mismos. Con el acompañamiento adecuado, sus fantasías pueden transformarse en proyectos con sentido, donde cada paso, por pequeño que sea, también vale.

Comienza ya.

Cada paso cuenta cuando tienes un espacio donde sentirte escuchado

Cuida de tu bienestar con OpciónYO
El contenido de este artículo refleja las opiniones de su autor, y no reflejan las opiniones de Opción YO. Todo el contenido para uso informativo exclusivamente. No sustituye el asesoramiento, el diagnóstico o el tratamiento de un médico o un profesional de la salud. Nunca ignore los consejos médicos profesionales por algo que ha leído en este sitio. Si cree que puede tener una emergencia médica, contáctese inmediatamente con su médico o con el 911.

Si estás pensando en hacerte daño a ti mismo o a otras personas, o si sientes que estás pasando por una emergencia no utilices este web site. Comunícate inmediatamente con los servicios de emergencia de tu localidad.