¿Cómo construir vínculos fuertes con nuestros hijos en la vida cotidiana?

Claudia Acosta Dardanelli

En el día a día, entre responsabilidades, horarios, muchas familias se preguntan cómo fortalecer el lazo emocional con sus hijos. La buena noticia es que no se necesitan grandes gestos ni momentos perfectos: la clave está en la constancia, la atención genuina y el afecto cotidiano.

¿Qué papel juega la presencia emocional frente al tiempo compartido?

No se trata solo de “estar”, sino de “estar disponibles”. La presencia emocional implica mirar, escuchar y responder desde la conexión y el respeto. Un rato corto, pero sin distracciones, puede tener más impacto que muchas horas en automático. Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson (2014), en El cerebro del niño, afirman que “cuando los niños se sienten vistos, seguros y calmados, se fortalecen las conexiones neuronales que favorecen su bienestar y regulación emocional”.

¿Cómo aprovechar las rutinas familiares para crear conexión?

Las actividades diarias como comer, preparar la cena, recoger juntos o leer antes de dormir, pueden transformarse en momentos de encuentro si se viven con intención. Hacer preguntas abiertas, compartir cómo estuvo el día o simplemente disfrutar de un silencio cómodo, alimenta el vínculo. La especialista Laura Gutman (2003) destaca que “el modo en que miramos, tocamos y hablamos a nuestros hijos construye su mundo interno”.

¡Te compartimos una lista con algunos tips para crear una mejor conexión con los más chicos!

Rutinas para crear conexión con tus hijos

  1. Saludo consciente al comenzar el día
    Un abrazo, una mirada a los ojos o una frase como “¡Qué bueno verte esta mañana!”, puede marcar la diferencia.
     
  2. Desayuno sin pantallas
    Compartir el primer momento del día en calma, conversando o simplemente estando juntos, genera cercanía.
     
  3. Mirarse y nombrar emociones
    Preguntar “¿Cómo te sientes hoy?”, o “¿Qué fue lo mejor y lo peor del día?”, promueve la expresión emocional.
     
  4. Rato exclusivo de juego libre o compartido (15-20 minutos)
    Elige una actividad donde el niño dirija y vos simplemente acompañes. Puede ser dibujar, jugar a la casita, armar algo.
     
  5. Incluirlo en las tareas del hogar
    Cocinar juntos, regar las plantas o doblar ropa pueden convertirse en momentos de conexión si se hacen con calma y charla.
     
  6. Lectura antes de dormir
    Leer juntos un cuento cada noche no solo favorece el lenguaje, sino que crea una rutina de calma, intimidad y seguridad.
     
  7. “Ritual” de despedida y reencuentro
    Inventa un saludo especial al irse y otro al volver: una canción, una palabra clave, un choque de manos.
     
  8. Un momento del día para agradecer o compartir algo lindo
    Puede ser a la hora de la cena o antes de dormir. Fomentar la gratitud refuerza la conexión emocional.
     
  9. Escucha activa y sin juicios
    Cuando te cuente algo, enséñale con tu cuerpo y tus palabras que lo que dice es importante para ti.
     
  10. Contacto físico cotidiano
    Abrazos, caricias en la espalda, cosquillas suaves o masajes cortos refuerzan el vínculo de forma natural.

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Conclusión

La construcción de vínculos fuertes no requiere recetas complicadas, sino presencia amorosa y coherencia emocional. Al final del día, lo que más recordarán los niños no serán los juguetes o las salidas, sino cómo se sintieron junto a quienes los cuidan. Estar con ellos, realmente estar, es el regalo más valioso que podemos dar.

¡Es momento de decir YO!
Comienza hoy a vivir relaciones más sanas, una vida con sentido y un futuro alineado con lo que verdaderamente deseas.

Bibliografía

  • Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2014). El cerebro del niño. Editorial Alba.
  • Gutman, L. (2003). La maternidad y el encuentro con la propia sombra. Del Nuevo Extremo.

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