Miércoles 9 de diciembre de 2020
Sí, los niños, jóvenes y adolescentes también pueden sufrir ansiedad. De hecho es muy común, ya que regularmente se enfrentan a una gran cantidad de emociones encontradas que todavía están aprendiendo a descifrar y manejar. Esto significa que siempre debemos escucharlos y estar atentos a cualquier síntoma que puedan estar manifestando, para así buscar el apoyo emocional que necesitan.
¿Cómo saber si mi hijo está sufriendo ansiedad?
El trastorno de ansiedad es uno de los principales motivos de consulta para niños en edad escolar. Consideremos que en cada edad hay miedos típicos, por ejemplo en niños pequeños, el miedo a la oscuridad.
Sin embargo, cuando los temores o preocupaciones que presenta un niño o adolescente son muy intensos, persistentes y no se corresponden con lo esperable para la edad, podemos pensar que estamos frente a un trastorno de ansiedad.
Otra cuestión importante a considerar, es si esta ansiedad empieza a interferir notablemente la vida del niño en su familia, en la escuela, y en sus relaciones sociales.
¿Cómo se ve la ansiedad en un niño?
Les citaré algunos ejemplos sobre cómo podemos detectar la ansiedad en los niños, y ante lo que debemos consultar con un psicólogo especialista:
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Se muestra irritable, enojado, sin motivo alguno.
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Dificultades para dormir.
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Dolores de estómago o de cabeza reiterados, sin causa médica.
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Miedo excesivo a estar separado de sus padres (ansiedad de separación).
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Miedo extremo acerca de una situación o algo específico (Ej: temor a los perros, arañas, a visitar al médico).
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Ansiedad para ir a lugares donde hay mucha gente o donde se siente expuesto a los demás (Ej: escuela, fiestas en el caso de adolescentes, ansiedad social).
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Excesiva preocupación por el futuro, pesimismo, temor generalizado de que le ocurran cosas malas a él o a otras personas.
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Tiene episodios de miedo intenso, repentino acompañados de síntomas como palpitaciones, dificultad para respirar, mareos, temblores y/o llanto angustioso.
Sabemos también que no todos los niños comunican sus preocupaciones, por lo que sus síntomas pueden pasar desapercibidos.
El trastorno de ansiedad puede volverse muy complejo en los niños y jóvenes e influir en su vida futura.
Siempre debemos mantener la comunicación con nuestros hijos, aunque pueda ser difícil en algún punto, debemos tratar de comunicarnos en sus propios códigos, respetar sus espacios y siempre reconocer sus emociones.
Hay que hacerles saber que aunque estén enfrentando una situación complicada, se pueden encontrar soluciones y que no tienen porque hacerlo solos. El apoyo de los padres y de un profesional de la salud son fundamentales para que un niño, joven o adolescente, se sienta respaldado.
Trabajar las emociones desde temprana edad hará que los jóvenes crezcan con más seguridad en sí mismos, proyectando sus destrezas y capacidades.
¿Cómo es la ansiedad en los niños, jóvenes y adolescentes?
La ansiedad realmente es un monstruo acechando bajo la cama o en la ventana, y puede afectar mucho a un niño, trastocando su desarrollo emocional, anclando traumas y opacando su potencial. El contar con ayuda profesional podría ser la diferencia.
Siempre debemos tratar de movernos en el mismo terreno de nuestros hijos, ya sean niños, jóvenes o adolescentes, debemos tratar de manejar sus códigos, entender sus emociones, ofrecerles un espacio seguro para expresarse y apoyarlos incondicionalmente.
Para esto debemos tratar de comprender el trastorno de ansiedad y cómo se puede desarrollar en nuestros hijos, ya que no siempre se desarrolla de la misma manera en niños o en adultos.
En ese sentido, podemos distinguir los principales Trastornos de Ansiedad:
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Ansiedad de Separación: miedo persistente a la separación o distanciamiento respecto a las figuras de apego. Se presenta con expectativas catastróficas respecto de que les ocurra alguna desgracia a sus padres / familiares, o a sí mismo, miedo a perderse, a no poder afrontar situaciones por sí mismo. (Ejemplo: Jenny, de 10 años, cuando camina por la calle con su madre Laura, no se despega de la mano de su mamá ni por un minuto, tiene miedo de perderse. Este temor irracional empezó a afectar su vida cotidiana).
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Ansiedad Generalizada: preocupaciones persistentes e incontrolables respecto a áreas y temas diversos: relaciones familiares o sociales, salud, etc. Frecuentemente aparecen pensamientos rumiantes sobre el comportamiento propio, tanto en el pasado o lo que hará en futuro. (Ejemplo: Juan de 12 años está muy preocupado porque el próximo año tiene un campamento con niños de varias escuelas, a quienes no conoce, y se dedica muchas horas a pensar en eso, pensando que no va a pasarla bien cuando llegue ese momento… dentro de 12 meses)
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Fobia Social: Caracterizada por temores referentes al rechazo social, la evaluación negativa por parte de los otros y/o al inadecuado desenvolvimiento interpersonal. Ante este temor, el individuo asume conductas evitativas (Ej: “no quiero ir más a la escuela porque se pueden burlar de mi”)
¿Qué es lo que más ayuda a los niños reducir su ansiedad?
Lo que más ayuda a los niños a reducir su ansiedad es aprender que ellos cuentan con muchas herramientas para afrontar sus temores. En el tratamiento terapéutico, utilizamos una metáfora: “Vos sos más grande que tu miedo”.
Los niños aprenden junto al psicólogo a identificar qué les da miedo, automonitorear sus conductas (Ej: cuando siento ansiedad me transpiran las manos, pienso mucho y no puedo quedarme quieto), y adquieren habilidades de afrontamiento eficaces en el marco de una psicoterapia.
En el transcurso de la terapia involucramos también a los padres a través de la psicoeducación, para que reconozcan que el niño no es caprichoso, sino que debe aprender a afrontar las situaciones que le generan temor o ansiedad.
Es importante que los padres conozcan qué es el trastorno de ansiedad y cómo se manifiesta, y sean proactivos durante el tratamiento, ya que son quienes más tiempo pasan con el niño.
¿Qué es lo que le puede causar ansiedad a los niños?
Hay múltiples causas de ansiedad en los niños. En la práctica observamos que muchas veces la ansiedad se desencadena ante una situación vital importante: comienzo de un nuevo ciclo escolar (Ej: un niño que ingresa a la escuela primaria), una mudanza, nacimiento de un hermano/a, separación de los padres, enfermedad o fallecimiento de un familiar.
Es posible evidenciar también que aquellos niños que han sido criados en familias con rasgos evitativos y con un apego inseguro, tienen más probabilidades a sufrir ansiedad.
Durante este contexto de pandemia, he visto que muchos niños y adolescentes han exacerbado sus síntomas de ansiedad, o incluso desencadenado temores persistentes, manifestando insomnio, excesiva preocupación, e ideas catastróficas sobre el futuro.
Puedo citar el caso de una paciente de 13 años, quien vive en Florida, Estados Unidos, con su familia. En 2019, los padres consultaron porque notaban que M estaba muy preocupada ante el cambio de escuela. Dos meses antes de comenzar las clases, M presentaba insomnio, dolores de cabeza y estómago recurrentes, evitaba hablar respecto de la escuela nueva, con mucho temor respecto de cómo iban a ser sus amistades en el nuevo colegio.
Trabajamos con M acerca de cuáles eran sus miedos, poder ponerlos en palabras, identificar todos estos síntomas corporales y sus frases internas (“yo no voy a poder entrar el primer día al nuevo colegio, no voy a tener ningún amigo…”). Todo esto permitió trabajar con sus ideas negativas y adquirir confianza en sus recursos personales para afrontar la situación de cambio.
El inicio escolar para M resultó positivo, pudo dejar de lado las ideas catastróficas acerca de la nueva situación, logró adaptarse al colegio, y desaparecieron sus síntomas de ansiedad, luego del trabajo terapéutico.
Trabajamos en conjunto con M y su familia durante tres meses, y luego de comenzadas las clases, hicimos sesiones de seguimiento una vez por mes, para monitorear la evolución, la cual fue muy positiva.
Lo principal es que la familia esté dispuesta a trabajar la ansiedad de su hijo ya que es un camino en el que debe estar acompañado y apoyado, pero ¿cómo debe ser ese acompañamiento? Aquí hay algunos tips que pueden ayudar a enfrentar los síntomas de ansiedad.
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Tener una actitud empática con el niño
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Comprender que su hijo está atravesando una situación que le genera temor, y ante la cual siente que él no tiene herramientas para afrontarla.
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Nunca minimizar lo que el niño siente.
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No sobreprotegerlo: evitando todo lo que le genera ansiedad, solo logrará que el problema se perpetúe en el tiempo.
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No es capricho, ni es para llamar la atención: pensemos que algo le está pasando, y puede que requiera ayuda profesional de un psicólogo.
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Resaltar sus fortalezas, cómo ha afrontado otras situaciones parecidas con éxito.
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Reconocerle cuáles son sus “herramientas” frente a cada situación que le genera ansiedad.
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Reforzar positivamente los logros del niño, valorar las situaciones donde presenta confianza en sí mismo.
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Proponerle tener una consulta con una Doctora experta en miedos, o una Entrenadora de Niños valientes, para poder iniciar un vínculo terapéutico.
Los trastornos de ansiedad son un motivo de consulta muy frecuente en niños y adolescentes.
Es importante que los padres reconozcan cuáles son los síntomas de ansiedad, que puedan empatizar con lo que siente el niño, y validen las emociones, sin minimizarlas ni sobreprotegerlo.
La mejor forma de ayudar a su hijo es que él aprenda a afrontar aquello que le genera ansiedad.
Comenzar una terapia con un profesional de la salud mental experto en niños y adolescentes es muy beneficioso, ya que produce bienestar en el niño, y también en la familia.