¿Qué es la violencia intrafamiliar?

La violencia intrafamiliar es una realidad a la que debemos dar respuesta como sociedad y que afecta a todos los sectores de la misma, indistintamente de su nivel socio-económico. Por esta razón, surge la necesidad de crear conciencia sobre la problemática y que a la vez se implementen medidas al respecto. La violencia intrafamiliar nos concierne a todos.

¿Qué es la violencia intrafamiliar?

La violencia intrafamiliar constituye un problema social en el mundo entero, las denuncias por tal motivo van en aumento año con año, incluyen todo tipo de manifestaciones, desde los gritos hasta el homicidio y las secuelas marcan a sus sobrevivientes para toda la vida. 

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) pone al mundo frente al flagelo de la violencia intrafamiliar, calificándola como la “epidemia de la salud pública mundial” (Urpí, 2001).  Según las estadísticas, en América Latina el 92% de las mujeres que se relacionan conyugalmente sufren algún tipo de agresión.

¿Cómo identificar la violencia intrafamiliar?

¿Qué es la violencia intrafamiliar? “Todo acto u omisión que resulte en un daño a la integridad física, sexual, emocional o social de un ser humano, en donde medie un vínculo familiar o íntimo entre las personas involucradas.”

Lo que diferencia la violencia intrafamiliar de cualquier otro tipo de maltrato, radica en el contacto íntimo entre personas con un vínculo (lazo familiar o de pareja). 

Se manifiesta en diferentes tipos de relaciones humanas. Entre las más frecuentes y las que han recibido mayor atención social, se encuentran el maltrato a la pareja y el abuso infantil. 

En este sentido, la seriedad de las consecuencias, no solo se derivan del abuso y su severidad, sino principalmente de la traición que la víctima experimenta ante el maltrato ejercido por quien le debía respeto, atención y cuido. Es por esta razón, que la violencia doméstica es una de las demostraciones más crueles de agresión, porque ocurre en el espacio donde se supone, las personas deben amarse, protegerse y aprender valores esenciales de convivencia: el respeto, la solidaridad, tolerancia, lealtad, confianza y libertad para la autodeterminación.

El maltrato produce una serie de efectos psicológicos que pueden variar, dependiendo de cada persona, pues todos nos relacionamos de manera distinta y tenemos cualidades diferentes, también depende del tipo de abuso que se haya sufrido, el tiempo y la severidad, sin embargo, sí es posible identificar ciertos rasgos generales que se pueden encontrar en una víctima de abuso.

Estemos alerta ante los siguientes signos:

  • Miedo.

  • Vergüenza.

  • Tristeza.

  • Baja autoestima.

  • Desconfianza hacia otras personas.

  • Incapacidad para trazarse objetivos y alcanzar metas.

  • Problemas para relacionarse con otras personas, esto puede referirse al ámbito afectivo o al ámbito sexual.

  • Abuso de sustancias como drogas y alcohol.

  • Autolesiones y comportamiento autodestructivo.

  • Desarrollo de fobias.

  • Ansiedad.

  • Depresión.

La violencia afecta niveles muy profundos de las emociones humanas, pueden dejar marcar, heridas y cicatrices, e incluso, pueden poner en riesgo la vida de la víctima, por eso es importante estar alerta ante cualquier síntoma de violencia, alertar a nuestros amigos y familiares, conversar al respecto y crear planes de seguridad, en caso de que alguno pueda necesitar ayuda.

Ante una situación de violencia siempre se debe pedir ayuda y buscar la manera de poner fin a esa situación, por más doloroso que pueda ser, y para lograrlo es necesario contar con ayuda psicológica profesional, además que también se deben tratar las posibles secuelas.

Con el apoyo adecuado, toda persona es capaz de comenzar su vida de nuevo, sanar y ganar experiencia de sus vivencias. Un mundo mejor sí es posible.

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¿Cómo entender la violencia intrafamiliar?

Para poder prevenir y hacerle frente a la violencia intrafamiliar, es necesario entender más a profundidad sobre este tema.

¿Cuáles son los distintos tipos de violencia intrafamiliar?

  • Abuso físico: “Se define como cualquier acción que desencadena un daño físico interno o externo. También puede ocasionar la muerte” 

Entre sus acciones se incluyen: golpes, empujones, azotes, bofetadas, quemaduras, jalones de pelo, pellizcos, mordiscos, lanzamientos de objetos, intentos de asfixia, intentos de homicidio y el homicidio. 

  • Abuso sexual:

“Se define como cualquier conducta sexual directa o indirecta que ocurra en contra de la voluntad de la otra persona o cuando ella no está en condiciones de consentir” 

El consentimiento solo es posible, cuando existe una relación de igualdad entre dos personas y ambas están de acuerdo conscientemente, en otras palabras, ambas personas están en las mismas condiciones para tomar decisiones en cuanto al inicio y terminación de la relación y para evaluar las consecuencias de la actividad sexual.  De modo que el contacto sexual entre niños y adultos se establece bajo condiciones totalmente desiguales porque los niños no están preparados ni física ni emocionalmente para experimentar la sexualidad adulta. 

También se puede presentar cuando se exige un contacto sexual a cambio de afecto.

Puede presentarse como las siguientes formas:

  • Exigencia de contacto sexual a cambio de favores o beneficios
  • Contactos sexuales no deseados directos: masturbación, tocamientos, penetración o indirectos: obligar a mirar pornografía
  • Exhibicionismo, voyerismo
  • Ataque sexual
  • Obligar a tener sexo oral
  • Cualquier conducta de tipo sexual, o situación de tipo sexual que ocurra en el seno de la familia.

Es positivo que podamos abrir un canal de comunicación con los mas jovenes de la familia para poder prevenir o subsanar estas situacion.

  • Abuso psicológico:

“El abuso psicológico, o maltrato emocional, incluye todas las conductas o acciones que tienen como propósito denigrar, controlar y bloquear la autonomía de otro ser humano”.

Constituye una demostración común de violencia doméstica y tiene graves repercusiones en el autoconcepto, la autoestima y sentido de eficacia de sus víctimas.

Se manifiesta de distintas maneras, y estrategias como el aislar a la víctima de los demás, los celos excesivos, agresión verbal, la burla (se incluye el uso de nombres peyorativos, insultos y maldiciones), el control de amistades, control económico, control del pensamiento (donde el abusador “impone” la idea de lo que es apropiado e inapropiado, lo bueno y lo malo, además se imponen o se prohíben las relaciones con otros. Un ejemplo de esto es cuando uno de los cónyuges, debe pensar como piensa el otro, porque “él o ella lo sabe todo y siempre tiene la verdad”. También ocurre cuando los hijos no tienen derecho a pensar de manera diferente a sus padres y cualquier evidencia de ideas distintas se sanciona, se castiga o es motivo de burla, sarcasmo y rechazo. Amenazas: de muerte, de ataque sexual, de abandono, infidelidad o de dejar de amar y el hostigamiento y acoso: “incitar con insistencia para que alguien haga algo, perseguir sin darle tregua o reposo a una persona” 

  • Violencia patrimonial:

Este tipo de violencia se refiere a “una acción, o falta de acción incluso, que provoque la pérdida, daño, destrucción, sustracción, o retención de bienes, documentos y objetos que le pertenezcan a alguna de las personas de la familia, aun cuando la relación haya concluido. 

  • Negligencia

La negligencia se refiere a aquellos comportamientos recurrentes que caen en el descuido, la falta de atención, e incluso llegar al abandono, de toda persona incapaz de valerse por sí misma. Esto también incluye no hacerse cargo de las necesidades básicas de dicha persona, como su aseo personal, alimentación, vivienda y ropa para vestir. 

Algunas de negligencia son: descuido afectivo, falta de contacto físico y caricias, falta de interés, falta de comunicación, omisión de auxilio, al encontrar a una persona en peligro o desamparo, incumplimiento de las necesidades básicas en las primeras etapas (incumplimiento de pensión alimentaria), abandono, dejar solo alguien en situaciones peligrosas, ejemplo:  adultos que dejan a niños o ancianos solos.

La población infantil, anciana y personas con discapacidad son grupos vulnerables a dicho tipo de abuso.

Quisiera compartirles una experiencia profesional con un paciente.

En mi práctica profesional, ha sido muy común ver este tipo de casos, algo importante de mencionar, es que, generalmente, la víctima inicialmente no cuenta con herramientas psíquicas que le permitan tomar decisiones para denunciar o dejar al abusador de buenas a primeras. 

Tuve el caso de una paciente, Melissa (nombre ficticio) llega a consulta, debido a que no puede dejar a Juan, aunque sufre constantemente por sus abusos, dice amarlo y sentirse culpable si lo deja, ya que él la ha convencido de que sin ella él no es capaz de vivir (la amenaza con quitarse la vida). En este caso, Melissa es consciente de los abusos, sin embargo, no puede tomar la decisión de terminar la relación, no se concibe fuera de ésta, además, Juan se asegurado de aislarla y de convencerla de que está sola y de que no tiene recursos para comenzar una vida independiente, además según él ¿quién se fijaría en ella?... 

Ella llega a consulta apoyada por un tercero, quien pudo detectar el abuso y ha venido apoyándola para pedir ayuda, ella decide hacerlo, el día que descubre que Juan ha desviado el dinero de ambos a su amante durante años y ahora la obliga a traerla a vivir con ellos.

El concepto de indefensión aprendida, es importante para comprender este fenómeno psicológico:  el cual es la condición de la víctima se comporta pasivamente durante el tiempo, (porque así lo ha aprendido), la víctima piensa que no puede hacer nada ante la situación, ya que la exposición continua a la violencia provocó estas respuestas de sumisión que podrían o no (ante su percepción) disminuir la intensidad del maltrato a través de diversas estrategias de afrontamiento tales como complacer al agresor, hacer lo que él quiere, mantenerlo calmado, no crear discusiones, etc. 

Tips para ayudar a una persona víctima de violencia intrafamiliar:

  1. Dedícale tiempo, agudiza tu escucha y empatía (libre de juicios), hazle saber que estás disponible en caso de necesitarlo. Dale oportunidad de hablar y desahogarse, puedes ser la primera persona en la que la víctima ha confiado.

  2. Aprende las señales de advertencia físicas y emocionales, muchas personas intentan cubrir la violencia por diferentes razones.

  3. Cree en la víctima y díselo: Las víctimas a menudo sienten que nadie les creería si contaran sobre la violencia que viven. 

  4. Hazle saber que preocupas por su seguridad, es posible que algunas víctimas no se den cuenta de que su situación es anormal porque no tienen otros modelos de relaciones y se han acostumbrado gradualmente al ciclo de violencia. Dile a la víctima, que la violencia no es parte de las relaciones saludables. 

  5. Ayuda a la víctima a encontrar apoyo y recursos. Busca números de teléfono para refugios, servicios sociales, policía, abogados, consejeros o grupos de apoyo. También puedes ayudarle a obtener información sobre cualquier ley relacionada con órdenes de protección/órdenes de restricción e información de custodia de menores.

  6. Apoya a la persona para diseñar un plan de contingencia, en caso de que necesite protegerse o escapar. La planificación ayuda a visualizar los posibles obstáculos, para los cuales habría que prepararse emocionalmente.

        7. Asegúrate que el plan incluya: 

  • Un destino seguro al cual dirigirse, sin que el agresor conozca este paradero. 

  • Preparar una excusa buena y convincente para poder irse si se siente amenazada(o).

  • Crear una palabra clave que funcione para alertar a familiares y amigos en caso de estar en una situación de emergencia y necesitar ayuda. 

  • Un “maletín de escape” que contenga provisiones como documentos, llaves, dinero en efectivo, una muda de ropa y productos de higiene personal, para que en caso de presentarse una crisis, se pueda hacer una salida rápida.

  • Tener a la mano una lista de contactos para emergencias, que incluya familiares, amigos de confianza, autoridades policiales, atención médica, refugios, y línea telefónica de violencia familiar.

  1. En el caso de que la víctima sea un menor de edad, o un adulto mayor, denuncia inmediatamente.

Es de suma importancia el acompañamiento de un profesional durante el proceso, que le permita a la víctima superar las secuelas del abuso, y en el caso de las mujeres, que éstas comprendan y salgan del ciclo de la violencia, sin embargo,  en la vida real, el maltratador puede volverse más violento cuando siente que puede perder control sobre la víctima, y que, éste intentará evitar que ésta busque ayuda o tenga alguna red de apoyo, lo  cual dificulta el proceso. 

El profesional es clave para realizar tanto la evaluación psicológica, como también la evaluación de riesgos, y a nivel de intervención en un proceso de psicoterapia que le permita a la víctima superar las secuelas y aprender nuevas maneras de relacionarse. Es de mucha importancia que el modelo de la psicoterapia, brinde opciones de contactos (según el caso) respecto a: atención legal, atención médica, gestiones sociales, acompañamiento y seguimiento del caso.

Algo importante de rescatar es que el profesional también puede trabajar con los acosadores, agresores y victimarios, ya que se considera que algunos de ellos podrían haber sido víctimas de abuso también.  

Pero siempre la prioridad debe ser alertar sobre todos los tipos de violencia, conversar sobre el tema y practicar la empatía, de esta manera podemos estar alerta ante cualquier signo que presenten nuestros familiares o amigos.

El primer paso para enfrentar una situación de violencia es buscar apoyo, conversar con una persona de confianza, y así comenzar a actuar en consecuencia.

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